En la ciudad donde yo me crié, había una mujer que vendía
“adagios”, así los llamaba ella,… por la voluntad, decía.
Tenía un aspecto peculiar
y decían que estaba loca y que no te
arrimaras a ella, pero a mí me gustaba su
hablar, porque era argentina y tenía ese deje que te envuelve con su cantar y además si te sentabas en el
banco con ella siempre te contaba alguna historia, a veces sin mucho sentido, pero la
mayoría de las veces, muy bonitas.
La vendedora de Adagios |
Hoy, aunque no se haya notado nada de nada, es primavera ya, y aunque hace un tiempo ya os conté esta historia, siempre que llega la primavera, me vienen a la cabeza, uno de esos “adagios” que
me contaba...... – nunca se me ocurrió
preguntarle su nombre- y os lo voy a contar, han pasado un montón de años de todo esto y sigo
acordándome de alguno de sus “adagios” , he hecho un breve resumen, porque ella
se iba en descripciones de ciudades, personas , tiempo, ropas, amores …… y de tanto en tanto tenía que reconducirla en
su narrar, éste que trata de la Primavera, era más o menos así:
Había un ciego pidiendo en una calle
muy concurrida de una ciudad con una gorra a sus pies y un cartel de madera, que un vecino le había escrito con tiza y que rezaba: POR FAVOR SOY CIEGO, … AYÚDEME
Un espino en flor |
Un chico joven, que se dedicaba al
“marketing”publicitario – creativo de
publicidad- se detuvo frente a él y observó las pocas monedas que tenía en la
gorra, entonces sin pedirle permiso, cogió el cartel y por la parte de atrás
escribió otro anuncio con la tiza, le dejó la tablilla en el suelo en el mismo
sitio donde la tenía y se fue a su trabajo.
Cuando volvió por la tarde una vez acabada su
jornada, volvió a pasar por allí y vio que estaba todavía el ciego y fue a ver cómo le había ido , comprobando que la gorra estaba llena de billetes y
monedas .
El ciego en cuanto oyó su pisar, lo reconoció y le preguntó qué es lo que había
escrito en su tablilla, pero el joven riéndose le dijo:” nada que no sea
verdad” y se fue. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:” ESTAMOS
EN PRIMAVERA, Y… YO NO PUEDO VERLA”.
Como esta historia, contaba muchas,
todas muy bonitas, iba llena de mantas y de flores de plástico siempre, y te
embelesaba con su narrar. Le gustaba mucho que la escucharas y a mí nunca me
cobró nada por oírla, pero ella.....
vendía “adagios”…
ANA
No hay comentarios:
Publicar un comentario