Quisiéramos que nuestro blog fuera una especie de revista. entretenida, informativa y si acaso cultural.
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martes, 16 de diciembre de 2014

ÁRBOLES DE NAVIDAD

   Ahora que nos llega la Navidad, y se ponen árboles decorados, vamos a indagar un poco en el por qué de ello, si os parece.
               
   Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, que era el dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol perenne en la fecha próxima a la Navidad cristiana, lo que fue una casualidad, lo de la fecha.      
   Su  árbol simbolizaba el árbol del Universo en cuya copa decían que estaba la morada de los dioses  y que en sus raíces estaba el reino de los muertos.
   Luego ya, fue cuando  llegaron las evangelizaciones y se quedaron con la idea del árbol, porque siempre ha sido mucho más fácil a las evangelizaciones tomar prestadas fiestas paganas y santificarlas luego ellos  de alguna manera.
   Aquí es donde entra  San Bonifacio,  Alemania, en el año 680 más o menos, que con un hacha cortó uno de estos árboles que adoraban  los paganos y en su lugar plantó un pino que decía que simbolizaba el amor de Dios, y las adornó con manzanas y velas, (el pecado original y la luz).
   Con el tiempo las manzanas acabaron en bolas que brillan, adornos, y las velas han quedado en lucecitas de colores. Luego  con un poco más de tiempo, pues  se fueron añadiendo costumbres como la de poner regalos para los niños bajo el árbol.
   Y todo tiene un simbolismo, como por ejemplo la estrella que casi siempre se pone  en la punta más alta del árbol, representa la fe. Las bolas evocando a las manzanas. Los lazos porque dicen que representan la unión de las familias . Y las luces, pues en lugar de las velas.
   Como veis casi todo tiene una explicación, digo casi todo, porque hay cosas que no la tienen. Y un principio.
   Hoy ya no se suelen plantar pinos de verdad porque hubo un tiempo que  lo prohibieron, porque que como no hay medida de las cosas, la gente iba a los montes y los dejaba fatal. De modo que o lo compras o te puedes poner uno de esos que te venden imitando a los de verdad.
   Incluso el otro día he visto que los hay de colores, entonces, lo puedes encontrar hasta morado, ¡no te lo pierdas!  Lo que se convierte en el colmo de los colmos. 
ANA

lunes, 15 de diciembre de 2014

HISTORIA DE NAVIDAD

Para inaugurar mi participación en este blog, os propongo a todos, una historia navideña, pero que he recordado al hilo de estos días en los que vas por la calle pensando en tus cosas y de repente escuchas a un niñ@ que le dice al papá o al abuelo, pues siempre los varones son los que encuentran más dificultades para salir de este trago,-¡¡¡Abuelo!!! Oye,¿ Los Reyes Magos son verdad?-
Los que sois padres sabéis que más o menos es la pregunta a la que tenemos que enfrentarnos un día.
Una bonita historia para todos aquellos que algún día tendréis que contarla.
Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
- ¿Papa?
- Sí, hija, cuéntame
- Oye, quiero... que me digas la verdad
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
- Es que... -titubeó Blanca
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:
- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero....
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca .
- Entonces no lo entiendo. papá.
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
- Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero. no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos.. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.
Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.
Feliz Navidad desde todas las partes del mundo

Por cierto, echa de tu casa a ese barbudo y gordo impostor de rojo.

Lucia