Ahora
que nos llega la Navidad, y se ponen árboles decorados, vamos a indagar un poco
en el por qué de ello, si os parece.
Cuando los primeros cristianos llegaron al
norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de
Frey, que era el dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol perenne en la
fecha próxima a la Navidad cristiana, lo que fue una casualidad, lo de la
fecha.
Su árbol simbolizaba el árbol del Universo en
cuya copa decían que estaba la morada de los dioses y que en sus raíces estaba el reino de los
muertos.
Luego ya, fue cuando llegaron las evangelizaciones y se quedaron con
la idea del árbol, porque siempre ha sido mucho más fácil a las
evangelizaciones tomar prestadas fiestas paganas y santificarlas luego ellos de alguna manera.
Aquí es donde entra San Bonifacio, Alemania, en el año 680 más o menos, que con
un hacha cortó uno de estos árboles que adoraban los paganos y en su lugar plantó un pino que
decía que simbolizaba el amor de Dios, y las adornó con manzanas y velas, (el
pecado original y la luz).
Con el tiempo las manzanas acabaron en bolas
que brillan, adornos, y las velas han quedado en lucecitas de colores. Luego con un poco más de tiempo, pues se fueron añadiendo costumbres como la de
poner regalos para los niños bajo el árbol.
Y todo tiene un simbolismo, como por ejemplo
la estrella que casi siempre se pone en
la punta más alta del árbol, representa la fe. Las bolas evocando a las
manzanas. Los lazos porque dicen que representan la unión de las familias . Y
las luces, pues en lugar de las velas.
Como
veis casi todo tiene una explicación, digo casi todo, porque hay cosas que no
la tienen. Y un principio.
Hoy ya
no se suelen plantar pinos de verdad porque hubo un tiempo que lo prohibieron, porque que como no hay medida
de las cosas, la gente iba a los montes y los dejaba fatal. De modo que o lo
compras o te puedes poner uno de esos que te venden imitando a los de verdad.
Incluso
el otro día he visto que los hay de colores, entonces, lo puedes encontrar
hasta morado, ¡no te lo pierdas! Lo que
se convierte en el colmo de los colmos.
ANA
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