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domingo, 14 de diciembre de 2014

SOBRE BOLOS Y BOLERAS

   Los bolos forman parte del pueblo asturiano. Desde tiempos remotos, jugar a los bolos era el único divertimento que se podía practicar en los pueblos.  De manera que las partidas de bolos ocupaban las tardes sobre todo de primavera y de verano, y muy especialmente los domingos y festivos.
   La bolera llegó a convertirse en el lugar de encuentro donde se encontraban desde los mayores del pueblo, hasta los niños.
   Más adelante, a mediados del siglo XX, se le hizo” deporte”  y entonces traspasó fronteras.  Con ello, aquí pasó que en lugar de darle un impulso al juego, pues que fue decreciendo, decreciendo, hasta que hoy se ha perdido  esa costumbre en la mayoría de los pueblos.
   En Celorio, había primero una bolera pasando la vía del tren, -que yo me acuerde  claro, porque habría alguna anterior seguro o más de una - allí en un claro del bosque. Me acuerdo perfectamente de cómo era aunque yo no debía de ser más que una mocosilla de pocos años, pero hay cosas que sin saber por qué, te quedan grabadas . Y esta es una de ellas.
   Íbamos allí mayores y pequeños , con mi abuelo al  que le gustaba tanto jugar a bolos y charlar, sobre todo le gustaba charlar con todo el mundo y mucho rato. Entonces aquello a mí me parecía lo mejor.  Para empezar,   era una excursión, para lo cual se hacía imprescindible ir cantando hasta llegar, lo que ya era divertidísimo.
   Recuerdo también que allí estábamos como os decía  mayores y pequeños, y jugaban mujeres y hombres, lo único que acercaban los bolos cuando eran mujeres las que jugaban, me parece.
   Ayudaban los chavalillos a colocar los bolos o a ir por las bolas. Y sobre todo….. aquél  sonar la madera de la bola con los bolos o la madera de los bolos contra los bolos, un ruido tan cálido que todavía lo oigo.
   Después trasladaron la bolera al Papimba, y allí íbamos también a pasar tardes enteras, ya no era lo mismo porque el trozo de excursión y canciones,  ya no se hacía claro, esto quedaba en el centro del pueblo  y también se echaba de menos la frondosidad, pero bueno, también tengo muy buenísimos recuerdos de esta otra bolera.
   Y así se sabía de los vecinos, charlabas un rato, te divertías y en definitiva hacía las funciones de lo que hoy llaman “centro cívico”.
   Luego pasó que nos hicimos cada uno a lo suyo y cada uno en su casa, y casi no sabemos charlar por charlar, ni sabemos quién necesita ayuda o cómo le va al chaval del vecino o si tu otra vecina por fin encontró trabajo. Será que tiene que ser así,  o por lo menos así parece que lo queramos
   Me gustan las boleras de los pueblos y más cuando las veo  gastadas del uso, inmediatamente me dan una idea del pueblo y sus gentes, me los imagino allí de cháchara y de reunión y campeonatos. Será por aquellos recuerdos de los que os hablaba…. será.

ANA