He pensado que lo mejor de las cosas
para recordarlas es hablar de ellas, de modo que aquí os cuento que hubo un día
en el que unos cuantos vecinos, bastantes , nos reunimos con el único fin de proteger
unas ruinas.. las de nuestra Ermita de San Martín, porque aunque
no hay documentación escrita sobre ellas, se sospecha que pudieran ser de la
misma fecha que el Monasterio de San Salvador de Celorio, o sea del siglo XII.
Como ya a estas alturas sabréis, limpiamos todo lo que pudimos, le pusimos a
salvo alguna piedra que estaba por allí tirada y luego lo acordonamos con
maderos para que así se viera en primer
lugar que era una ruina importante, y en segundo para protegerlo de las
fechorías de humanos y animales. Y además le pusimos un cartel con su nombre,
porque cuando llamas a las cosas por su nombre, ya tienen automáticamente más
importancia.
El sábado por la noche , en un
subidón de copas o en un arranque de ira, o en un ataque de envidia, o …..no se
me ocurre qué oscura razón puede pasar por las cabezas de estas malas gentes
que maquinan estas malas acciones al abrigo de la noche, fueron allá, por
supuesto en coche y todos aquellos postes “carretados” por José Carlos que
tantísimo esfuerzo les costó clavar a
Miguel, a Suso y a Jose, las cuerdas que
Luz tuvo que ir a comprar y el cartel
que Marisa casi sin comer fue a buscar, todo… estaba tirado por el acantilado.
Esfuerzo y dinero al acantilado,
porque todo aquello que tanto molestaba a estas gentes, resulta que lo
compramos sin pedir nada a nadie.
Son de estas acciones que no te las explicas, porque ¿ quién se cree con el
derecho de tirar el trabajo de 22 vecinos, porque sí?. Cuando lo único que se pretendía
era salvaguardar unas ruinas? .
Quería que quedara en nuestro
recuerdo las risas, el compañerismo, el trabajo y sobre todo la buenísima
intención de todos los que trabajamos allí, haciendo,…. Unos con mazos otros
con azadones, desbrozadora , otros con
berbiquís, tijeras o rastrillos,…. hubo trabajo para todos y además después nos
premiamos tomándonos un piscolabis; eso como os decía, que en el fondo es lo
más importante, no se puede tirar por el acantilado.
Habíamos dejado nuestra ruina
preciosa, no hacía mal a la vista con sus postes de madera y cuerda y con su coqueto cartel que decía : Ermita de San Martin que no hemos encontrado. Con eso nos
quedaremos aunque a todos no parezca bien.
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| Aquí nos faltan algunos |
Aprovecho para agradecer a todos los
que allí acudieron -, dejando sus cosas toda la tarde a un lado-, su trabajo,
su buen hacer, pero sobre todo su
compañía.
Hicimos
un equipo estupendo y me gustó muchísimo formar parte de él.
Nuestra labor fue fantástica y nos
quedó precioso
Muchas gracias.
Ana
